Onda piQuetTera!

Confirmado, hay varios tipos de 4uarteto

Es lo mejor que me paso en la semana (?): encontré el nombre de este tema! Es un cuarteto de beethoven, (el tipo que se enamoraba de las ricas y no había caso porque por esas épocas no había caso si no era uno también rico y noble, con estancias y eso, por suerte ya no pasan este tipo de cosas y las gentes son libres como guardianes en el centeno)



Escuchen esto!

De los usos y costumbres del fuego.




Arda

Voy a entender al fin la distancia en nuestros pasos,

Voy a quemar todo lo tejido alrededor de mi nombre, del tuyo

Las cosas que tengo, las que doy por sentadas

Que arda el fuego

Que arda el fuego

En el camino al trabajo, querría pensar en el día disparejo:

guiñar el ojo derecho entre tamaño infierno , no voy a saber con qué uso

Y quemar las fotos, y los marcos, todas las fotos que tengo, todo he de quemar al fin

Que arda el fuego, su avance, confuso:

sus maneras de perdón me envuelvan con el humo del arrase

ojala encuentre una forma de espantar las brigadas cuando choquen el incendio como moscas

y mil flamas se harán del todo sin culpas sin pausas

que arda el fuego

me lleve este viento en ceniza

quiero dejarlo: que arda.


http://listen.grooveshark.com/s/Pastoral+symphony+No+6+/3roMOM?src=5



Peruanos libres en Paris - le plus grand pLaiSir!

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!


el dibujo de arriba se lo hizo Picasso a Cesar Vallejo...

El bello pájaro descifrando lo desconocido a una pareja de enamorados





Nació en el siglo XIX, y es de la gente que se salió del molde, del ladrillo de cristal, se llamaba Joan Miró, o se llama, si es lo único que vive lo que queda en el camino. El bello pájaro descifrando lo desconocido a una pareja de enamorados: así se llama el cuadro que está arriba, no entiendo por que, pero a quien le importa... aca van dos mas








Yann Tiersen - Amelie....





The art of Deception... Imitadores!

Resulta que había un tipo que se llamaba John Myatt, se da cuenta un día de su facilidad para copiar cuadros, les salen muy parecidos, tanto que los empieza a vender, tanto que uno de los que los compra a su vez los vende pero sin decir que son copias. Las pinturas se subastan, los dos empiezan a ver la plata crecer. El final es cómo todos los finales, los agarran, les dan un par de meses y de nuevo a las pistas. Lo interesante quizas no sea esto, sino que Myatt no sólo copiaba los cuadros, sino que era capaz de mimetizarse con el estilo del pintor, hacer cuadros novedosos, como obras "ineditas" de pintores famosos salidas de pronto a la luz, se hacía dueño del idioma, eso tal vez sea lo más sorprendente.

"Arlequin y pez durmiendo" - Myatt en el estilo de Miró

¿Se puede hacer esto en la literatura? Aca va una prueba en el estilo de GGM, para que Laura no hable de abandonos, de traiciones, para seguir perdiendo el tiempo con experimentos (siempre así de divertidos)...


Pero pasó de la enfermedad súbita del amor juvenil a la severidad espantosa de las obligaciones del hombre. En los tiempos que vendrían habría de recordar sus épocas apostado en las cercanías del balcón silente de Fermina Daza, con la oscuridad de semblante que conservó hasta el día mismo de su muerte. Las actividades se reanudaron después de una tormenta que duró diecisiete días y cuatro horas, y que supo dejar al barrio de los negros al sur hundido en gritos salvajes de pérdidas y a las mozas del puerto desesperadas por el terror de la inactividad consumada. Florentino Ariza se descubrió olvidando de a una las actividades de rutina que había mantenido con la constancia del orfebre hasta la lluvia gruesa que comenzó un martes por la tarde, luego de cuatro jornadas de calor furioso que hubieron de multiplicar las ventas de compresas de agretul y brebajes a base de raíces maceradas de la ciénaga. No existió ser más ansioso en la reconstrucción de la rutina en todo el Caribe y volvió a frecuentar el tranvía de mulas con entusiasmo adolescente, comprendiendo que los hombres saben en el hábito repetido una de las formas del olvido al deseo de vivir. Por ese entonces fue que llegaron, luego de largos días de espera por la inclemencia del agua para con los caminos, los campamentos desde el norte con las gentes de circo, las carrozas se apostaron cerca del cementerio y la ciudad volvió a tomar de a poco su vitalidad dormida, aún cuando la nueva ola de calor hizo olvidar sin culpas las calamidades del aguacero, tal fue así que la alta mayoría de los poemas presentados en los siguientes Juegos Florales resaltaron en algunos de sus versos, las bondades únicas de la lluvia cuando cae.


En los tiempos de colera





En adelanto van estos lugares:
ya tienen su diosa coronada.

Leandro Diaz



Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizó porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera . El padrino de Florentino Ariza, un anciano homeópata que había sido el confidente de Tránsito Ariza desde sus tiempos de amante escondida , se alarmó también a primera vista con el estado del enfermo, porque tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen le reveló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte, y lo único concreto que sentía era una necesidad urgente de morir. Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera.

BiciSendas...

Estamos vivos y es lo unico que necesitamos para empezar. J.Leeds