Una idea
Es buena fe que lo admita, no tengo ambiciones. Soy franco como un disparo al cuello y presto atención a tan pocas cosas: la caída de un pino, el sonido de un grito cuando raya este cielo de Enero. Aun así, aprendí con el tiempo a querer,
también,
a mí mismo,
hay que decirlo:
es un amor frío, insensato, más parecido a un consejo, a una aproximación sencilla, pero es verdadero y ese decir es mucho.
Tampoco soy valiente, no tengo coraje, soy primitivo y resuelto (conservador?).No que me lleve mal con las nuevas corrientes, no lo dije, pero soy cauto, me retiene la sutil y torpe costumbre del coleccionista de monedas, quisiera que no hubiera nada nuevo, a uno debería de bastarle con saber un sol,
una noche de buen sueño,
un secreto guardado para siempre.
Estoy seguro no voy a morir mientras duerma. Y soy franco, ya lo dije, eso no quita que me distraiga en el divague.
Hay una calle enfrente mío que se dobla y no lleva a ningún lado.
Tengo un sueño oculto
un refugio que no es un lugar
una duda que arrastro como la pena
a esta altura de las cosas,
tanto mejor si vas haciéndote una idea