No lo sé con seguridad,
creo sí haber perdido el hábito:
antes era distinto y me remontaba como la niebla en una palma abierta
se hacía la noche
yo creía aún no oscurecía: entre las gentes
venían riveras de ojos sin calma
a mí, era bueno y en el calor de un guiño perdía mis tiempos
Hay una hilera de fresnos color rojo sangre camino a General Lagos,
basta con girar pasadas ya las grietas y trenes
se abre ausente entre la nada y los trigos
Ya no voy a sentir lo que aquella vez al verla
Ni siquiera el caucho y las llamas entre el humo negro,
El rojo tan rojo que muerde
la realidad se mete en el cuerpo
Creo entender: el hábito se me ha ido
ya se ha ido para siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario