Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo brazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.
Oliverio Girondo, no el de siempre, uno pensado para leer un domingo a la mañana, en piyama, en remera y jeans en jogging y el viento se lleva de los pelos ese último suspiro del verano y la humedad, que caos la humedad y el sol ahora menos sol, haría falta de días así como granos en silos, como hormigas en filas, como dientes en cocodrilos y basuras en moscas (y viceversa), Oliverio Girondo para leer por las dudas, por puro gusto, portafolio, porcelana, porque sí.
4 comentarios:
Oliverio porque sí y porque es hermoso leerlo.
Y qué buen remate que aparece por ahí!
Cansado, sobre todo, de estar siempre conmigo... qué grande...bien ahí visitando las sendas! ;)
bueno, hoy es domingo. y yo le digo que si, que a mi me pasa lo mismo. más o menos.
Y que será de la literatura que nos dejaba leer?
Espero, por tu bien, que sea por pura soberbia esta mezquindad de letras...
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